Son muchas las empresas que optan por crear un entorno seguro y saludable. Un entorno que promueva la salud física y psicológica por parte de sus empleadas y comprometida por su parte en cuanto al mantenimiento diario de espacios higiénicos y saludables.
Las compañías que ya apuestan por generar bienestar en los espacios laborales se han visto recompensadas con beneficios en forma de reducción del absentismo laboral, mejora del rendimiento y de de la productividad. Así como la creación de unos buenos ambientes en los distintos puestos de trabajo.
En 1997, la Red Europea de Promoción de la Salud creó la Declaración de Luxemburgo, un decálogo de principios básicos de actuación para convertirse en una Empresa Saludable, por el cual se favorece la salud de los obreros en la empresa, se promueve la cultura de la salud y poder compartir las experiencias empresariales. Se debe ir más lejos de las exigencias legales que exigen las leyes de prevención laboral. Se debe gestionar la salud de los trabajadores.
Para que un programa saludable alcance el éxito en cualquier empresa, es necesario implicar a todos los miembros de la organización, desde la dirección hasta los puestos más inferiores de la misma. Establecer una buena política de comunicación y al mismo tiempo implantar programas que resulten atractivos ayudará a que todos se comprometan en una mejora común y efectiva.
Estos tipos de programas deben aportar un enriquecimiento personal a todos sus empleados. Deben aportar experiencias que puedan compartirse con quienes les rodean, traspasando más allá del ámbito labora y profesional.